ES LA HORA.

En la homilía del domingo, desde la Catedral Metropolitana, Monseñor Alejandro Giorgi

Destacó una definición metafísica del mal, dijo que el “mal es la ausencia del bien”.

No es mi intención debatir acerca de metafísica puesto que no tengo el conocimiento

Necesario para ello, sino que intento llevar esa definición a la acción política.

Esta postura de San Agustín abre un abanico de responsabilidades tanto personales como

Colectivas.

Por AGUSTIN BORDAGARAY

Según esta visión el mal puede hacerse voluntariamente o involuntariamente y también por

Acción u omisión.

En tiempos donde renacen las posiciones políticas de ciudadanos que aspiran a ocupar un

Cargo en representación del pueblo, el comportamiento de este pueblo recobra

Importancia.

Son tiempos de definiciones donde se presentan alternativas que debemos evaluar.

No sirve votar en contra de nadie, ello ha demostrado ser perjudicial para el bienestar

Popular.

Tampoco sirve ser indiferente a las propuestas, son ellas las que definen el futuro del país.

Es habitual que el partido perdedor cargue las culpas de sus derrotas a la gente y en parte

ese pensamiento es razonable.

Está claro que la responsabilidad de los desaciertos gubernamentales no puede achacarse

a los votantes, como tampoco es culpa de estos que los gobernantes traicionen esa

Voluntad popular; pero en un sistema de gobierno representativo, donde el pueblo

Gobierna a través de sus representantes, la elección de los mismo es una carga para la

Población en condiciones de sufragar.

Estamos asistiendo a un inicio de campaña de las más pobres en cuanto a las propuestas de

Los sectores y alianzas políticas.

Solo escuchamos reproches, denuncias, maniobras desleales; no escuchamos propuestas

Salvo slogans vagos y generales que no explican cual es el modelo de país que imaginan los

Postulantes.

No se habla seriamente de salud, educación, distribución del ingreso, creación de empleo,

de la función del estado en la economía, seguridad, lugar del país en la región y el mundo;

en fin, del bienestar de los argentinos.

Debemos exigir esas propuestas, pensarlas seriamente y decidir en consecuencia.

En un mundo político donde las encuestas gobiernan el rumbo de las campañas, nuestra

Opinión rescata valor.

Sepamos aprovechar este momento donde los sectores de poder ponen la oreja en la gente

Para hacer sentir nuestras demandas.

Después será tarde y deberemos esperar cuatro años para retomar el rumbo.

El país necesita que ejerzamos nuestra ciudadanía, no esquivemos nuestra responsabilidad.

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