¿AHORA QUE?

Ya pasaron los días de duelo por la derrota electoral.

Se va disipando la bronca y la decepción.

Por AGUSTIN BORDAGARAY

Es tiempo de rehacernos, representar al pueblo que nos votó y defender a quienes no nos votaron.

Algunos, no muchos, se van dando cuenta del engaño en el que cayeron.

Otros conservan aún una cuota de esperanza.

Ninguno, o casi ninguno, son anti, votaron enojados con una realidad que los lleva puesto y esperando que lo que se presenta como algo nuevo, pueda al fin responder a las expectativas de tener un país mejor.

Ahora descubren que los que salieron terceros son quienes cooptaron el gabinete nacional.

Porque la enorme mayoría de Juntos por el Cambio votó a Milei.

Es verdad que hubo dirigentes que no acompañaron aquellas propuestas, pero lo cierto es que la mayoría abrumadora de sus electores optaron por La Libertad Avanza. Lo mismo pasó con los que votaron por Schiaretti, aunque en este último caso no hubo ni una sola voz de discordia respecto a lo que prefirió el gobernador cordobés.

Esto lo digo porque se intenta poner en los hombros del peronismo la responsabilidad de la gobernabilidad.

Quienes deben conducir el destino del país son los responsables de la paz social y la gobernabilidad.

El peronismo es oposición y su primer deber es representar en el Congreso a los millones de votantes que aspiraron a una Argentina distinta a la que finalmente eligió la mayoría de los argentinos.

Esa representación se puede resumir en sus tres banderas fundacionales: Justicia Social, Independencia Económica y Soberanía Política. Las tres son la antítesis de lo que pregona el presidente electo y sus laderos.

Nuestros legisladores TIENEN EL DEBER de defender esas banderas. No podemos permitir que se desvíen.

Esto no es ni golpista ni obstruccionista, nuestra representación se debe a nuestros votantes, y ellos eligieron otra cosa que lo que se propone. Es en el Congreso donde debemos dar la pelea.

También se agita el miedo al peronismo en la calle. Justamente, la tradicional casta que se inició políticamente durante el lockout más grande que recuerde la historia del país, que dejó por meses a la población sin alimentos, medicinas, traslados, o sea se conculcaron los derechos fundamentales consagrados por la Constitución Argentina, son quienes ahora se anticipan a rechazar de antemano y adelantar la represión de las protestas sociales.

Aquí debemos ser cautelosos e inteligentes.

Sabemos que algunos (casi todos) sectores de la izquierda alentaron la llegada de este nuevo gobierno. Algunos formando parte de la coalición del ballotage, otros fueron mano de obra de acciones directas, como el atentado a Cristina, y el resto actuando por omisión, pensando que es más cómodo criticar a un gobierno de derecha como el que viene y no tanto a un gobierno peronista, que, aunque sea malo, siempre es más beneficioso para el pueblo trabajador.

Por ello no debemos sumarnos a la ola de reclamos sin sentido, pero no tenemos que dudar de ir al frente cuando lo que se defiende son los derechos conquistados.

Raúl Alfonsín acuñó una frase contundente para los radicales: “Si la sociedad se hubiese derechizado, lo que la UCR debe hacer es prepararse para perder elecciones, pero nunca hacerse conservadora”.

La historia reciente demuestra que la UCR se nutrió de los sectores más conservadores y aun así perdieron la voluntad popular, aunque sus líderes siguen pasando por el cajero automático.

El peronismo debe tomar ese ejemplo. Está a tiempo de renovarse en serio.

Basta de la “casta” que fue despreciada por la gente.

Es tiempo de nuevas ideas. No es una renovación generacional, ya que corremos el riesgo que vengan nuevas versiones de lo viejo. Por eso, no se trata de actualizar modelos antiguos, sino de ser capaces de generar nuevos modelos.

Para ello tenemos que abrir el partido. No solo las puertas sino, y, sobre todo, la discusión.

Necesitamos un partido con nuevas conducciones, probablemente colegiadas y representativas de todos los sectores.

Necesitamos también una renovación ética. No es porque se sospeche del accionar de ningún compañero, y si alguien tiene una sospecha fundada tiene la obligación de presentarse ante la justicia. Pero también es cierto que la gota que horada la piedra hizo mella en algunos de ellos, quienes son señalados. Tenemos que presentarnos como la mujer del Cesar, ser honestos y parecerlo.

Tenemos que recuperar la iniciativa doctrinaria que nos permita explicar al pueblo porque el peronismo es la única revolución pacífica y democrática posible.

Por último, tenemos que fortalecer la militancia, llegando a cada uno de nuestros vecinos para acompañarlo y demostrar que MEJOR QUE DECIR ES HACER Y MEJOR QUE PROMETER ES REALIZAR.

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