La Cenicienta

  • Por Agustin Bordagaray

El clásico cuento de hadas narra la historia de una mujer, hija única de un acaudalado comerciante que al enviudar se casa nuevamente con una mujer que trae a la familia dos hijas de un matrimonio anterior.

Cuando el hombre fallece, la viuda y sus hijas denigran a la heredera a las peores labores hogareñas de la época, reduciéndola a la servidumbre.

Cuando el príncipe se propone contraer matrimonio, organiza un evento al cual concurren las hijas de la nueva rica, quienes intentan impedir de cualquier modo que Cenicienta pueda ir.

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La llegada del hada madrina permite la presencia de la bella dama en el baile del palacio, es elegida y así se transforma en princesa.

Esta historia popular bien pudo ser escrita por un peronista de Uruguay.

El PJ uruguayense, heredero de grandes caudillos –como Carlos Scelzi, Carlos Granillo Posse- que supieron darle un arraigo al peronismo que nos permite a sus herederos gozar aún de la voluntad popular.

Por cierto, que esa conducción impidió el acceso a dirigentes foráneos que intentaren hacer pie en la histórica.

Cuando dejaron la escena política, esta circunstancia animó a dirigentes de otros lugares a ocupar el espacio vacío. Esta arremetida contó con la pasividad de los nuevos conductores locales.

La máxima degradación del peronismo local fue el envío desde la capital provincial de Casaretto, un perdedor de todas las elecciones, que llega con su corte a “coordinar” el PJ del departamento Uruguay sin que hubiera un solo dirigente que levantase la voz por semejante ninguneo a la militancia local, acostumbrada a ganar, no a perder. Bueno, Casaretto logró un hecho inédito, que el PJ del departamento Uruguay pierda por segunda vez. La primera, en las elecciones donde Casaretto forma parte de la lista de diputados. O sea, el diputado sigue vencido en Uruguay.

Pero es hora de mirar para adelante. Desde el regreso de la democracia, Concordia arma la estructura de poder de manera de ir consolidando sus dirigentes para promocionarlos de cara a las elecciones de gobernador.

Así pasó con Busti, luego con Bordet y ahora con Cresto.

Pero, por primera vez, el candidato “oficial” se cayó del caballo en la gatera. Por primera vez, Concordia se queda sin el punto fijo.

Eso no significa que Cresto no intente competir en las próximas PASO, pero ya no es el indiscutible, es uno más.

También se les cayó el liderazgo provincial ya que la entrerrianía le dio la espalda a Bordet que, con una tibieza impactante, cedió espacios a Frigerio para que arme su estrategia de campaña, basada en denostar al gobierno nacional –sorprendentemente no ataca al provincial- sin que desde el partido le recuerde su pasado en la peor y más desigual gestión presidencial. Aunque el gobernador no acusa recibo, el sayo le cabe perfectamente.

Esto impone que el Hada Madrina (¿Busti?) tenga que buscar a su cenicienta.

Y Uruguay ya la tiene vestida.

Lauritto es, sin lugar a dudas, el mejor candidato que el PJ puede presentar para gobernador.

Esto, más allá de la opinión que cada uno tenga del dos veces intendente de Concepción.

Lo objetivo es que es un hombre conocido en toda la provincia.

Que el Justicialismo lo acepta, en general, como candidato y que su imagen está bien receptada en vastos sectores no peronistas.

Estos dos factores, conocimiento y aceptación, significan al peronismo asegurar de arranque un 30 o 35% de los votos. Queda solo recorrer la otra mitad del camino para lograr el voto mayoritario que le permita al PJ mantener el poder entrerriano

Es por ello que estamos a pasos de convertir al PJ uruguayense en el elegido por voto popular.

Solo falta la decisión, que es doble; aceptar el desafió y acompañar a Lauritto para su posicionamiento provincial y nacional, todos unidos, sin fisuras y dejar de importar sapos que pretenden transformarse en briosos corceles, por lo menos hasta la hora que suenan las campanas –en este caso para cobrar-

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