Ayer retrocedí en mis sueños hasta el 1635, queriendo constatarme con Calderón de la Barca.
Ni bien me vio lo primero en decirme, más bien preguntarme, fue de donde venía y qué hacía por Madrid.
Luego de intercambiar algunas palabras, quise saber sobre esa magnífica obra literaria “La vida es sueño”, para luego preguntarle si estaba enterado que en nuestra ciudad existe un inmenso terreno con muchas edificaciones que también son obras, pero arquitectónicas, que según su ubicación están dentro del ejido municipal, pertenecientes y construidas en el loteo conocido como “LA SOÑADA”.
A lo que Pedro, (Calderón de la Barca por cierto), me contesta recién me entero, “he viajado al futuro y veo que existe un predio no incluido en mis estrofas, que bien podría ser en esta vida “un sueño”.
Por algo alguien supo titular al lote “la soñada”.
Y así entre te digo y decime resurgió el litigio por el porcentaje que dicho loteo debía, dejar al municipio en concepto de futuros usos comunitarios, en un todo de acuerdo a las normas vigentes, y a consideración de la municipalidad.
A esta altura del año, cuando ya han pasado muchos meses del proyecto, luego su veto, la propuesta del DEM, el estudio en comisión, el enfrentamiento del Presidente del HCD con su bloque, nada se sabe.
O sea si a la fecha y desde sus inicios lleva más de 15 años, no extrañaría que pueda “dormir” un año y medio más, para tratamiento de la gestión que viene.
Con todo lo pasado y pisado, con notas y propuestas, con costos y valores actualizados, con comisiones y con cotizaciones inmobiliarias, sumadas a enfrentamientos intestinos que pusieron con algunas declaraciones ciertas dudas respecto a su tasación, hoy todo sigue tal cual.
Silencio absoluto, nadie dice nada, la soñada sueño son, sigue sin pagar y regularizar el proyecto.
Será un sueño venidero para la próximas autoridades, tendrá razón el Dr. Vales en haber cuestionado la oferta o Martin concluirá su gestión regularizando el viejo loteo LA SOÑADA.
A lo mejor nos estamos equivocando y las negociaciones están avanzadas, con un final feliz para ambas partes; el municipio por un lado y los consorcistas del barrio por el otro.
Pero es tanto el hermetismo respecto a conclusiones del emblemático tema “La Soñada” que nos anima a suponer situaciones que con el tiempo que lleva y ha llevado su tratamiento hoy nos deberíamos estar ocupando de otros temas y no este.
Para beneficio por sobre todo, de la comunidad uruguayense es de desear este todo solucionado o en vías de un acuerdo que no deje espacio para la desconfianza.
Bichito Soñador
