De noche todos tenemos derecho a un esparcimiento, así lo entendió la misteriosa Ana Almeida, que decidió disfrutar la noche en una confitería céntrica, saludando a amigos y extraños como funcionario en campaña.
Tenemos que entender que el cementerio estaba custodiado, con personal policial, cámaras de seguridad a ver si después no tiene que admitir los cacos entraron a robar a ese espacio emblemático.
Nos sorprendió su salida del Balneario Banco Pelay, pero hay que entenderla cuando se puede se sigue cuando no mejor abandonar sin explicar el por qué.
Juan Carlos Botta – El Disparador Uruguay –