Pero no tuvieron la alegría ni el entusiasmo que embarga y caracteriza al peronismo, salvo el de Marcelo, que fue el de los tres que no escondió el Peronismo.
El acto de Fito demostró, como era obvio muy poca presencia unos 120, militantes de sus seguidores pero podemos rescatar el valor y el coraje para llevarlos a cabo. Se sabía de antemano pero Fito le puso su personal fervor y cumplió.
Más allá del acontecimiento hay que valorar que Beto y Claudia lo acompañaron, en el mismo recinto.
Marcelo Bisogni con más empeño y aparato reunió a un grueso grupo y su salón de calle 21 de Noviembre estuvo colmado 400 militantes estimativamente y se sintió alegría y folclore peronista. Muchos de los compañeros presentes representan al histórico grupo del scelzismo que en esta decidieron estar junto al Mono. Se sintió el calor que le viene faltando a la campaña.
En cuanto al número más de 400 asistentes podemos decir que fue seguramente lo que pretendía Bisogni y lo que se presiente a solo menos de una semana del comicios.
Respecto al encuentro del Club Rivadavia, los acostumbrados a ver un club lleno de bote a bote de simpatizantes, se quedaron con las ganas, como los tiene acostumbrados.
En principio falto peronismo. Si no fuera por la marcha los oradores ni se acordaron de Perón ni de Evita. Tampoco lo hicieron respecto a Massa salvo Claudia que lo menciona casi al cerrar sus palabras.
Las gradas laterales de la cancha de básquet que en otras oportunidades no alcanzaban para albergar simpatizantes estaban vacías. El gran número permaneció sentado lo que significa que los espacios se reducen y las personas presentes son menos de lo que parecen.
Ninguno de los oradores, más allá que no son “picos de oro” como se decía años atrás, logró entusiasmar con sus palabras.
Lauritto hablaba y agradecía sin decir nada. Enviraba a no abandonar la lucha y el trabajo porque se necesitaba ganar para lograr un triunfo peronista.
Muy poco feliz fueron entre las míseras palabras que apunto, cuando se acordó que en sus dos gestiones anteriores le tocó gobernar con nación en contra y provincia en contra, dejando entrever que esta no sería la excepción.
Y así el acto del club Rivadavia se desarrolló, con poca mística y poca música de bombos. Sólo un perro se sentía ladrar mientras Beto Bahl dirigía sus palabras y los “del tablón” desde la entrada hacían sonar sus redoblantes.
En cuanto a la asistencia no fue más que la esperada. En un extremo los del riñón conversaban sin prestar mucha atención a lo que decían los oradores.
Los salvo la marcha peronista para identificar al acto como aquellos que hicieron la historia de los descamisados.
Esperemos que el 14 juntos puedan demostrar el verdadero fervor peronista, más allá de quien se alce con la victoria.
Adan Bahl se lleva en su retina que tres facciones bien diferente llevan adelante su causa.
El Observador – Eldisparadoruruguay.com.ar.