Si se concreta lo que es un secreto a voces, habrá muchos cambios y pases de un sector a otro en la familia municipal.
Familia, que no resiste se agrande más y como en toda, llegado el momento de crisis y de vacas flacas, hay que adaptarse a las circunstancias.
Ya no hay lugar para que ingrese más nadie, hasta tanto no se blanquee sector por sector, oficina por oficina, quien concurre a trabajar y quienes no, quien cumple el horario que le corresponde y quien da su asistencia y se retira para realizar trabajos particulares, quien está contratado pero como es amigo del poder se cree dueño del municipio y no asiste; y así un centenar o más de sanguijuelas de las arcas del pueblo.
Quienes tienen solo hasta dos trabajos o jubilaciones millonarias y un trabajo.
Existen, siempre a decir de los mismos obreros y empleados que muchos, amparados por la amistad o la militancia política que lo cobija, y que obvio están en la boca de todos porque son súper conocidos el trabajo único que efectúan, es pasar por el cajero automático mes a mes y muchas veces descaradamente se quejan que gabán poco y se movilizan en busca a re categorizaciones o nuevos reencausares.
Son la vergüenza del trabajador, literal.
Ahora bien, si el Pato Concepcionero logra que Javier le preste o alquile por una semana la motosierra, los aplausos serán escuchados a lo largo y ancho del país.
Eso sí, sí, deberá usarla y comenzar como la bien entendida caridad, POR CASA.
Si se cumple con esta herramienta, van a sobrar muchos lugares, van a caer unos cuantos contratados para no hacer nada, van a existir y generar vacantes por doquier y en las oficinas van a faltar sillas.
Si a la motosierra el P.C. le suma una audaz mesa de control de ingreso y egreso del personal, en los lugares que no lo existen, nos ” quedamos sin palas”.
Se avecinan otros tiempos y otros vientos.
Los que acumulan francos compensatorios y licencias no gozadas, ya están averiguando como y cuando tomarlas, antes que llegue la motosierra.
El Observador – Eldisparadoruruguay.com.ar.