Marta Analiz Núñez

Tengo 82 años, 4 hijos, 11 nietos, 2 bisnietos y una habitación de 12 m2.

Ya no tengo mi casa ni mis cosas queridas, pero sí quien me arregla la habitación, me hace la comida y la cama, me toma la tensión y me pesa.

Ya no tengo las risas de mis nietos, el verlos crecer, abrazarse y pelearse; algunos vienen a verme cada 15 días; otros, cada tres o cuatro meses; otros, nunca…

Ya no hago croquetas, ni huevos rellenos, ni rulos de carne picada, ni punto, ni crochet.

Aún tengo pasatiempo para hacer sudoku que entretienen algo.

No sé cuánto me quedará, pero debo acostumbrarme a está soledad; voy a terapia ocupacional y ayudo en lo que puedo a quienes están peor que yo, aunque no quiero intimar demasiado. Desaparecen con frecuencia.

Dicen que la vida se alarga cada vez más.

¿Para qué?

Cuando estoy solo, puedo mirar las fotos de mi familia y algunos recuerdos de casa que me he traído.

Y eso es todo.

Espero que las próximas generaciones vean que la familia se forma para tener un mañana (con los hijos) y devolver a nuestros padres el tiempo que nos regalaron al criarnos.

“Cuidar de quien ya cuidó de nosotros, es la mayor de las honras.”

Atte: Tu padre, Tu Abuelo, o Quizás Tu o Yo, en un futuro…

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