Amable lector, hoy les voy a recordar con nostalgia cosas vividas, y cosas que se deben corregir.
El país necesita partidos políticos fuertes, con estructuras solidas y con fuertes convicciones de justicia social y que enarbolen, que levanten, que empuñen ideales de vida, metas loables…
Dicho esto, les recuerdo que, con la creación de la Unión Cívica Radical y a lo largo de la historia se ha dado lugar a la formación de varios partidos políticos nacionales y provinciales, así como agrupaciones estudiantiles y sindicales.
Hoy no le hablare de los grandes lideres de este partido como: Hipólito Yrigoyen, Marcelo T. de Alvear, Roberto M. Ortiz, Arturo Frondizi, José María Guido, etc.
Más bien, y como es mi costumbre, les voy a hablar de los grandes ideales, los cuales se los resumo en el discurso de su gran orador Raúl Alfonsín.
Nos afirmo que:
1- se acaba la dictadura se acaba la corrupción se acaba la Argentina del desamparo y llega la Argentina honesta que quiere a su gente,
2- Se acaba la Argentina del hambre obrero, se acaba la Argentina de las fábricas muertas y viene la Argentina del trabajo y de la producción,
3- se acaba la especulación se acaba el dinero imperando sobre la producción en la Argentina y sobre el trabajo,
4- pongamos realmente Una bisagra a la historia Argentina y terminar con la frustración y la desesperanza,
5- queremos construir la convivencia en la paz entre todos y todos juntos estamos convencidos que es posible lograrlo y además que tenemos la obligación de lograrlo
6- he convocado a mis compatriotas sin distinción de partido político,
7- garantizarle al pueblo argentino que no vamos a fracasar y la única forma de no fracasar es si logramos concretar una democracia con poder en la Argentina y el poder a la democracia se la da el pueblo,
8- en la Argentina hay hambre pero no porque falten Alimentos como en otros países sino porque sobra inmoralidad porque hemos sometido al Padre de familia a la humillación más grave que podemos someter a un hombre trabajar los 30 días del mes y no alcanzar a ganar lo necesario para llevar el pan a su mesa,
9- no habrá distinciones políticas,
10- será el esfuerzo de todos absolutamente de todos..
Y como postre del gran discurso dijo “En todas partes he dicho, y permítanme que lo repita hoy, porque es como un rezo laico y una oración patriótica, que si alguien distraído al costado del camino cuando nos ve marchar nos pregunta hacia dónde marchan, por qué luchan, tenemos que contestarle con las palabras del Preámbulo que marchamos, que luchamos para constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general y asegurar los beneficios de la libertad para nosotros, para nuestra posteridad y para todos los hombres del mundo que deseen habitar el suelo argentino”
Todo este discurso, su integridad como persona y dirigente hacían de Raúl Alfonsín un gran líder.
Estas banderas enarboladas con las más profundas convicciones han quedado en el recuerdo. Hoy los dirigentes radicales (nótese que escribo dirigentes con minúscula) se venden al mejor postor y los llaman Héroes, y les palmean las espaldas mientras votan contra su pueblo, su gente. Es triste ver esto y más tristeza da el ver como el partido demora y da vueltas para echar a estos nefastos usufructuadores de su plataforma Radical.
La tristeza debe amainar, los partidarios de bien deben surgir, pero ¿como hacerlo?
Primero, con modestia hablo, deben buscar en lo más hondo de su ser partidario las convicciones que los motivaron, las metas que se habían marcado, las banderas que quieren elevar….
Luego, hacer una mea-culpa y limpiar al partido de la lacra que se le ha adherido como ponzoña.
Usando la parábola del buen sembrador, dependiendo de donde caigan las semillas las plantas se hacen grandes y fuertes o se queman y no da frutos. Así el partido debe surgir de una buena tierra, con dirigentes honestos, comprometidos, con convicciones, con principios, como los que los precedieron.
Sepan disculpar, no soy profesor y no busco enseñar, solo les señalo el camino que deberían transitar si desean levantar nuevamente los ideales de sus predecesores.
Juan Carlos Botta – eldisparadoruruguay.com.ar