Proverbio gauchos o que bien podría asimilarse al político incansable Yary Seyler.
A la hora que uno pase por las arterias que circundan el municipio, tanto en una como en otra, se podrá ver el auto de Seyler estacionado, testigo que el funcionario no tiene horas para trabajar.
Debe ser sino el único, una de las excepciones.
Multifuncional a todo lo que seguramente Martin Oliva le requiere.
Desde organizar la actividad diaria, atender reclamos, organizar los actos institucionales y todo el andamiaje y puesta en función de la fiesta de la playa.
Martin Oliva puede irse a operar políticamente y estar tranquilo, como a colocar algún marca paso a un necesitado.
Siempre es preferible ser “paciente” con el intendente en su función como tal y no “paciente” en su consultorio médico.
Ahora bien, volviendo a la figura de Yari, en donde aún no sabemos su destino político ya que súbitamente aparece Oscar Noir como pidiendo pista y sin saber también a que juega o jugara, debemos no aconsejar a Yari que contra viento y marea debe postularse.
Su figura luego de esta gestión estará “a punto caramelo” para una postulación.
No le debe importar quién puede estar enfrente si de interna se trate y menos aún ante un adversario de la oposición.
Debe jugar a todo o nada, caso contrario será un cardenal con ínfulas de llegar a papa, pero sin pisar Roma.
Supo en años anteriores armar su propia agrupación y trabajó con ella en la postulación de Oliva.
Fue el armador desde la sede partidaria de los circuitos electorales y la organización del evento.
Le sobra experiencia y fuerza para el trabajo.
A lo mejor necesitará de un “sartén” y poner los huevos a fritar.
Esta el locro caliente.
Cuídate Yari del diablo, que si no jugas te roba los dientes.
El Observador