Para quienes compartimos militancia, pintadas nocturnas, reuniones barriales marchas y caminatas, mesas electorales y todo lo que hace al folclore peronista hoy lamentamos la partida de Marily.
Una mujer jugada políticamente como pocas o como tantas otras sin despreciar a nadie.
Donde se “olfateaba” peronismo ahí sabía estar “la Gorda Flores” porque así le gustaba que la reconocieran.
Cuando había que socorrer a algún compañero, podíamos contar con ella.
Donde sonaba un bombo peronista, seguro estaba Marily.
Llevaba en sus entrañas la camiseta de Perón y Evita ya que su madre supo ser concejal de nuestro movimiento allá por 1973 y obviamente siguió transpirando los corpiños en pro del movimiento justicialista.
Sus estudios secundarios allá por 1965 en el histórico la conocieron en el Centro de Estudiantes y en el grupo teatral “Martin Coronado” junto a Tuli Barbieri, Leonor Ferreyra Castelli y Tito Parma entre otros.
Conformo una familia hermosa junto a un prestigioso médico cirujano de nuestra ciudad Dr. Ítalo Desideri.
Y se marchó. Tal vez soñando con llegar a las próximas elecciones y con el espíritu dispuesto a todo aquello que fuera peronismo.
Seguramente desde el más allá seguirá alentando a la “compañera da” a no bajar los brazos y a ponerle garra al movimiento que siempre la tuvo en sus brazos.
Los Descamisados de siempre.