Gracias Piero, dijera Mercedes.
Están retumbando las estrofas de aquella canción popular que sabía interpretar Piero.
Hoy más que nunca vuelven a estar vigentes esas melodías.
Algún votante de Milei supuso al menos en qué consistía depositar más que el voto, la confianza en el libertario de la motosierra en manos. Es innegable que el peronismo se lo ganó y muchos que apostaron al cambio, siendo peronistas hoy están arrepentidos.
Pero ya es tarde.
Privo por un lado el deseo de cambiar y por el otro lado el anti, y el odio.
Pero lo que sí, todas y todos vamos a sufrir por igual.
El rigor de la motosierra se puso en marcha, en manos de una casta que nunca piso el barro y las medidas solo atentan contra el obrero y el trabajador.
Una vez más la clase media, será y volverá a poner el pecho a los palos, a las balas y al gas pimienta.
La prueba inevitable e inédita para un gobierno que recién empieza, que el pueblo empiece a tomar las calles y las plazas.
Los instrumentos de cocina, cacerolas y sartenes, propios de las chicas del microcentro porteño, de barrio norte y de puerto madero, como de Palermo y otros puntos de CABA; ya no son su exclusividad sino que han salido por doquier.
Las protestas aumentan con el correr de los días y con tan solo 30 puntos de los 300 que tiene en carpeta Milei.
Unos los observa y en sus rostros encuentra la burla socarrona de la aristocracia, que podrá desplazar su odio hacia el pueblo y todo aquello que este rozando el populismo.
Ni los gobiernos de facto se animaron a tanto.
Esto tiende a que las medidas colmen a la sociedad y nos enfrentemos argentinos de bien, como los califica Milei, con otros argentinos que no componen ese segmento discriminatorio.
De esta no se salva nadie y si la CGT como la CTA y sus agrupaciones gremiales no saben en defensa del pueblo y la clase media, la motosierra hará rodar la cabeza de los dirigentes.
El horror y el grito de pueblo trabajador aumenta la presencia en las calles y Patricia, aquella que Milei califico de poner bombas en los jardines de infantes y que rápidamente olvido, hoy está dispuesta a poner en los grupos manifestantes.
Patricia necesita demostrar e implementará todo lo que tiene a su alcance para, como repite, “no me van a doblar la mano”.
Y estas palabras vienen teñidas de sangre y odio.
No alcanza con ir a la justicia e intentar con cautelares y otras instancias jurídicas impedir que las 300 medidas logren vigencia.
Milei motosierra en manos, avasalla al Congreso y sus legisladores y si no reaccionan a tiempo y ponen freno al paquete de medidas, las consecuencias serán impresionantes e imprevisibles.
El Observador – Eldisparadoruruguay.com.ar.
