No puedes poner nada más en un recipiente que ya está lleno.
De la misma manera, cuando estamos frente a alguien, si estamos llenos de nosotros mismos no acogeremos lo que el otro tenga para ofrecernos.
Tenemos que vaciarnos de nuestras ideas, de nuestra forma de hacer las cosas, de nuestras opiniones o de nuestros hábitos, para poder recibir y absorber la novedad que el otro representa.
¿De qué puede estar lleno nuestro corazón? ¿De orgullo, de arrogancia o de autosuficiencia?
Basta un poco de cualquiera de una de estas cosas para que nuestro corazón esté lleno de si y cerrado a los demás.
El amor es capaz de dar y recibir, de llenarse y vaciarse al mismo tiempo y no acumula nada para sí mismo.
Un corazón lleno de amor sabe acoger al otro vaciándose de si mismo, llenándose del otro hasta volverse una sola cosa con él.
Apolonio