Celebrando el Dìa del Payador 

        

                   El Día del Payador se celebra el 23 de julio, oficialmente, desde 1996, aunque su origen es mucho más antiguo. Es en homenaje a Gabino Ezeiza, uno de los argentinos precursores de este género narrado. La payada es una, sino la primera manifestación musical criolla, que sirvió no solo de “entretenimiento para el público”, sino también para manifestar las vicisitudes del gaucho. Desde sus orígenes sus cultores fueron hombres, porque la estructura social estaba conformada de manera tal que la mujer no podía acceder a la educación y cultura, sino además pues la payada se desarrollaba principalmente en un ámbito específico al que solo asistían hombre, la Pulpería. Sin embargo durante el siglo pasado y el inicio del presente, la mujer apareció en la Payada, y es bueno recordar  a esas precursoras, que además, ayudaron a rescatar  un género que estaba alicaído.

            Martita Suint (Marta Susana Schwindt), nació en Sarandí, partido de Avellaneda en Argentina. A los 20 años se fue a vivir a Mar de Plata, cursando la licenciatura en Letras en la Universidad Nacional de esa ciudad. Su primer contacto con el arte se dio a los cuatro años cuando ingresó a la Escuela de Danzas Clásicas y Españolas. Con una guitarra que le regaló su padre, a los 9 años participó en un programa de Radio Mitre. En esa misma emisora, tiempo más tarde, tenía que recitar unas décimas de Martín Castro. En un momento se olvidó la letra y terminó improvisando, dándose cuenta de que podía ser payadora. Su primera payada fue en marzo de 1972, con Ulvaro Casquero, en el salón del Círculo Católico de Rafael Calzada. Marta Suint ha recorrido casi toda la Argentina y el Uruguay, participando en encuentros iberoamericanos en Cuba y México y también ha llevado el canto del payador desde toda América hasta Japón, Europa y Australia. En opinión de Marta Suint, el payador debe defender los derechos humanos, con todo lo que ello implica. Es decir, recordar la triste historia de los desaparecidos, hablar del derecho del peón, del obrero, del jubilado, del niño a tener una buena educación., etc. Estando siempre en la retaguardia y denunciando las injusticias. Esta temática se refleja en sus múltiples grabaciones. Esta payadora es una de las precursoras de la entrada de la mujer en este ambiente. Si bien están recogidos algunos nombres de mujeres con anterioridad habrían ejercitado las payadas de contrapunto como Aída Reyna o la entrerriana  Ruperta Fernández, no ha sido rescatada ninguna obra de las mismas. Actualmente se pueden señalar nombres como los de Susana Repetto, Liliana Salvat, y Mariela Acevedo.

             Liliana Salvat, nace en Colon,  Entre Ríos, el 20 de junio de 1970 .De profesión payadora. Cantante, compositora y músico guitarrista. Siendo muy chica aún, se levantaba muy temprano para escuchar junto a su padre Radio Rural, del Uruguay, donde actuaban los payadores más renombrados. Liliana presentó un poema de su autoría en un concurso escolar y lo ganó. Lo interesante del caso es que el poema estaba escrito en décimas; o sea, en diez versos octosílabos, esa, precisamente, es la medida que comúnmente emplean los payadores. Liliana, quien no tiene muy en claro de qué manera aprendió a construir las décimas, cuenta que al poema premiado lo escuchó un payador que entonces hacía sus primeras armas: Manuel Ocaña. Nadie suponía entonces la importancia que tendría Ocaña en la vida de Liliana. Fue él quien se acercó a la joven y le preguntó si no improvisaba versos. Fue él quien la acercó hasta los más importantes payadores del país quienes, en un espectáculo realizado en Buenos Aires, aplaudieron a Liliana y le acercaron todo su apoyo. Y allí comenzó Liliana Salvat a transitar un nuevo y difícil camino que la llevaría a algunos de los escenarios más importantes del país y de la República Oriental del Uruguay, participando en contrapuntos con los payadores más mentados de ambas bandas del Río Uruguay,  Con el transcurrir del tiempo Manuel Ocaña se convirtió en su marido. Obras: El Impenetrable – Payada a la soledad (con Marta Suint) – Payada a los ojos (con Marta Suint) – Payada por la justicia (con Marta Suint) – Recuerdos que alumbran – Suplica entrerriana, entre otras.

                 Susana Repetto, Apodada “la maestra payadora”, María Susana Repetto nació en Lomas de Salomón, un pequeño poblado bonaerense del partido de Dolores, ciudad en la que construyó su querencia. Autora de varios libros, es hija del payador Enrique Repetto y madre de Mariangel y Emanuel, dos referentes culturales de la comunicación y la nueva generación de payadores. Junto a la Susana Velázquez, han formado una dupla histórica del canto surero.

                 Mariela Acevedo nació en Las Piedras, Canelones, República Oriental del Uruguay. Es payadora y profesora de filosofía. Comienza el camino del arte payadoril gracias a su padre, el payador Flores Acevedo, quien le hace conocer el universo de la improvisación, escuchando y vinculándose con distinguidos nombres: Luis Alberto Martínez, Clodomiro Pérez, Peregrino Torres, Héctor Guillen, Carlos Molina, Héctor Umpierrez y Juan Carlos Bares, entre muchos otros. Su primera presentación fue en la audición “Parando Rodeo”, junto al Payador Héctor Guillén (CX 46 – CX 40 Radio Fénix), siendo la primer y única mujer payadora que se desempeña a nivel profesional en Uruguay. En el año 1994 comienza su carrera profesional, y es nombrada “Revelación del Prado de Montevideo”. Actúa consecutivamente en los principales festivales del país: Durazno, Patria Gaucha (Tacuarembó), Parque Arriague de Salto, Minas y Abril (donde tuvo oportunidad de improvisar con Abel Soria). También tuvo destacadas presentaciones en distintos teatros uruguayos: Solís, Macció de San José, Bastión del Carmen (Colonia del Sacramento); teatro Politeama de Canelones, y teatro del Círculo, donde improvisa realizando la última payada junto al afamado payador Carlos Molina. En 1996 graba su primer obra, “Payadora Uruguaya” que consta de contrapuntos con los payadores: Aramís Arellano, Héctor Umpierrez, Raúl Cano, Héctor Guillén y un tema a dúo con su padre Flores Acevedo. En febrero de 2006 participa en el XIII festival internacional de payadores en Casablanca, Valparaíso y Viña del Mar en Chile, junto a afamados payadores cubanos, mexicanos, españoles y argentinos. Ha recorrido distintos escenarios del mundo. En agosto del 2019 recibe el premio del CIAT (Ministerio de Cultura) en el concurso letras nuevas, para tangos nuevos, con el tema Balada para un poeta único, dedicado a Horacio Ferrer.

                 Ruperta Fernández.  Era payadora y distinguida. Son muchas las anécdotas, reales o no, que la recuerdan.  Nacida a orillas del río Feliciano en el departamento La Paz. Vivía en el distrito Yeso.  Además era una mujer de agallas, optimista, servicial, siempre dispuesta a dar una mano. Y así que se la podía escuchar animando con su guitarra algún baile, atendiendo a un enfermo con algún preparado que ella misma hacía o a una parturienta, pero en lo que más se distinguía, y es por eso que su nombre perdura y se transmite oralmente, era en el difícil arte de la payada y en el canto. Asimismo se dice que jamás se le conocieron amoríos, y tal vez por eso, en la velada voz de su canto, dejaba entrever tristezas y añoranzas de algún penar oculto con mucho celo. No le faltaban asedios sentimentales, pero ella, según se sabe, permanecía fiel a un sueño, a un recuerdo del que nadie tenía noticias. Si la invitaban a una fiesta llegaba a ella con su guitarra encordada a la zurda. Se dice que en el instrumento tenía cintas que representaban los colores de todas las banderas americanas. No se hacía rogar a la hora de improvisar sobre sucesos ocurridos en la región, pero también en su obra repentista era capaz de arrimar algunas recetas rimadas de sus medicinas que todos requerían. Siempre se le privilegiaba un lugar en la reunión y ella lo compartía con su belleza personal y su inseparable guitarra. El poeta, ensayista y crítico bonaerense Luis Ricardo Furlán, escribió hace unos cuantos años que Marcelino Román contaba anécdotas sobre Ruperta Fernández en encuentros con Linares Cardozo y “Juanele” Ortiz, entre otros, “mientras la ronda del mate monologaba a la callada y contemplábamos por el ventanal el suelo empapado por las flores del jacarandá, y oíamos pasar a los pájaros silvestres silbando chamarritas”. El nombre de Ruperta Fernández siempre fue conocido, sobre todo en los ambientes rurales. También estaba presente en las improvisaciones de otros payadores, alguno de los cuales tal vez la pretendía, y además, en canciones que se entonaban en las pulperías de la época. “Adiós costa e´ Feliciano, la tierra de mi querer: adiós Ruperta Fernández, ¡cuándo te volveré a ver!”. Este es tal vez uno de los versos más conocidos dedicados a Ruperta Fernández.

Elìas Almada

Correo electrónico: almada-22@hotmail.com

Fuentes: El Heraldo, Voces de La Patria Grande, Rio Negro Noticias,  Biografías Bertsolaritzaren (base de datos), La Nación,  Chajarí Digital, El Diario de Carlos Paz,

COMPARTI ESTA NOTA
Facebook
Twitter
WhatsApp

Escuchanos en Vivo ya!