Ese hombre de verdad va a creer en tu libertad, amará tus ocurrencias, tus metas, ambiciones, y cada detalle que te hace “perfecta”. Nunca querrá cambiar nada de ti, simplemente te ayudará a crecer, te ayudará a que tengas sed de ser mejor que ayer. Porque un hombre maduro no cambia, un hombre maduro ayuda a crecer y evolucionar.
Un hombre maduro te da alas, no te las corta. Te da la mano cuando estás en el suelo, el hombro para que llores cuando ya no aguantes más, sus brazos cuando no te sientes segura, y su calor cuando sientas frío. Nahuel Sebastian Fellay Banega