No es una simple frase que deja deslizar el ex veterano Armando Scevola, es una triste realidad que ellos viven a diario, los suicidios se siguen produciendo, el mayor abandono es la salud.
El estado creyó que nosotros solo demandábamos una ayuda monetaria, somos más de 17 mil ex combatientes y muchos aún no están empadronados, ahora hacer leyes dejando fuera a los primeros damnificados es una falta de respecto, estuvimos mucho tiempo con la misma ropa, sin bañarnos, sin comer, solo viviendo en trincheras, donde salíamos al solo efecto de ir a llevar a un compañero a la tienda de la enfermería.
Hoy estamos muy cerca de cumplir 40 años de aquella matanza solo pedimos comprensión de cuales son nuestra realidades más urgentes, no queremos poner al país en crisis solo buscamos que alguien nos escuche.
Me decía en su reflexión, yo me fui a los 19 años, ni sabía que iba a Malvinas, solo llevaba en mi memoria el recuerdo de mi novia o mis familiares directo, que son los que me permitían aferrarme a una luz en el horizonte, por suerte cuando volví todavía me esperaba mi novia con la cual me case tuve hijos y en la actualidad convivo, tengo que dar gracias que volví mal, con los recuerdos que atormentan, con el ruido infernal de los disparos, que hasta el día de hoy, están presentes, por suerte la mujer que había elegido, me sigue acompañando aun después de 40 años, pero que me llevaron a descubrir que en la vida hay otras necesidades más allá del dinero.
Cada vez que nos enteramos que alguien se suicida, no lo juzgamos solo lo comprendemos, sin ser pedante creo que somos los únicos que podemos entenderlos, es más los mismo profesionales desconocen cuál es la sensación que se vive aun hoy.
Todavía hoy sentimos taladrar nuestras cabezas, el silbido de los disparos, el estar enterrando hermanos en esa isla, como vamos a quedar bien, si los recuerdos hacen surcos en nuestra memoria y nos enteramos como a diario se suicida un compañero.
Juan Carlos Botta – El Disparador Uruguay
