Estamos en una época de cambios más que ante un cambio de época. Lo que parece ser una cuestión del momento que vivimos como punto de inflexión social y político, no es otra cosa que el devenir de la propia realidad en un contexto adverso donde el hastío es un claro protagonista. El evidente quiebre político y social producto de una crisis de representatividad sostenida en el tiempo genera mucha desconfianza y frustración. Con ello se advierte un gran faltante entendido en clave política, el nuevo pacto necesario para ordenar la cohesión social y el crecimiento con desarrollo e inclusión desde el presente y hacia el futuro.
Por Juan Martin Garay (*)
Diagnosticar en estas cuestiones del presente mirando hacia atrás es fácil, explicar lo que sucedió (o tratar al menos) diríamos que también. El desafío es como vislumbrar el futuro de la mano de una necesaria esperanza que se construya entre todos y para todos. En este tiempo los problemas son más veloces que la rapidez de las palabras y acciones para resolverlos, por eso necesitamos un alto grado de acierto en el pragmatismo interpretativo con el fin de apreciar lo dinámico del contexto y avanzar en consecuencia. Porque en el medio está la gente, así de sencillo.
El olfato y el termómetro social
A la desconfianza existente en la actualidad se le suma la incertidumbre. Eso complica rotundamente el poder hacer un mayor o mejor ejercicio de criterio en la visión de futuro que se pretende. Por eso hay que tener “olfato” y “termómetro social”. Como apreciamos, los cambios en esta época se suceden de forma acelerada. Las buenas ideas basadas sólo en cuestiones cortoplacistas no son la mejor opción. Hay que organizarse para vencer al tiempo desde una concepción nueva de la estrategia necesaria para dar orientación y sentido a la realidad, generando nuevas condiciones beneficiosas. Esto requiere no sólo de buenas intenciones sino de hacer las cosas bien y a un ritmo adecuado. Todo en función social, de la gente.
Munidos de una necesaria capacidad de cuestionarlo todo y saliendo al encuentro de soluciones nuevas con la aplicación de “recetas” también nuevas, la estrategia debe estar dada por tener una sincera actitud que sea proclive al cambio. Acompañando el tiempo que se vive, no “soplando contra el viento” si no a favor de él, con una mirada crítica de las propias acciones pasadas y actuales, escuchando atentamente a quienes reclaman a viva voz o por lo bajo.
Construcción de ciudadanía
En esta época de cambios, por el generalizado descontento actual que anida en el seno social respecto de ciertas instituciones y en algunas personas que las conducen, la construcción de ciudadanía necesaria para la toma de decisiones democráticas y para el desarrollo sostenible se ve claramente afectada. Mayormente ocurre porque, transcurrido el tiempo, no ha habido relación directa entre la palabra empeñada y el cumplimiento de los compromisos asumidos. Esto que no es una generalidad, pasa a ser masivo en tanto y en cuanto la opinión pública lo encarniza producto de la bronca misma.
Por eso debemos recobrar la confianza en la gente desde las más sanas manifestaciones de la política, dialogando aún desde las diferencias, pero sin violencias de ningún tipo. Construir ciudadanía desde la toma de decisiones que posibiliten realizar las reformas integrales que aborden como retos un gran esfuerzo por conseguir un punto de cohesión y proyección social que permita un mejor desarrollo humano de nuestros vecinos.
Líderes
La formación de discípulos de una causa patriótica requiere de líderes “frescos” de distinto género que se animen a afrontar el gran desafío que implica la construcción del futuro aún no escrito. Por eso hay que encontrar la senda que permita hacer rodar la rueda del progreso y desarrollo humano con inclusión social, buscando soluciones sostenibles en vez de excusas para escapar a la realidad de la mano de peleas y disputas sin sentido. Algo que a la gente no le interesa en lo más mínimo y rechaza de plano.
Porque nada en el pasado puede apuntar de manera convincente a la posibilidad de que lo que nos pasa, realmente se haya previsto. Es por eso que estamos en una época de cambios más que ante un cambio de época. Todo es atípico en lo que nos sucede ya que se encuentra fuera del ámbito de las expectativas habituales. Esto también tiene un impacto extremo y a pesar de su estatus atípico, la naturaleza humana nos hace inventar explicaciones para su ocurrencia después de que nos ha sucedido, todo para hacerlo explicable y predecible. Imposible.
Para Peter Drucker, considerado por muchos como el mayor filósofo del siglo XX en relación a la administración, “gestionar es hacer correctamente las cosas, mientras que liderar es hacer las cosas correctas”. Pues hagamos las cosas correctas, por el bien de la gente. Estamos siendo observados mucho más que antes. Quienes somos electos tenemos la gran responsabilidad que nos otorgan nuestros vecinos con su voto. De nosotros depende, cambiemos, pensemos única y exclusivamente en la gente. Eso es lo que importa o debería importarnos. Recordemos siempre, lo nuestro es la gente.
(*) Concejal 2023-2027. Vicepresidente 1° HCD. Presidente de Bloque Concejales PJ 2023-2027. Secretario de Gobierno Municipalidad de C. del Uruguay 2019-2023. Presidente de Bloque Concejales PJ 2017-2019. Presidente Comisión Hacienda y Presupuesto 2015-2019. Decano del Colegio Mayor Universitario de Santa Fe 2003-2004.-